La llama es un animal doméstico fruto de la selección artificial realizada durante siglos por parte de los pueblos andinos nativos a partir del guanaco. Ha sido utilizado desde antaño, especialmente en época precolombina, como animal de carga y fuente de proteínas y lana. En pleno siglo XXI, este animal está a punto de prestar un nuevo servicio a la humanidad gracias al descubrimiento de una sustancia química que se llevaba buscando durante años.
Mediante la observación del proceso de ovulación en estos animales se constató que esta era iniciada mediante un estímulo químico presente en el semen de los machos, ya que estos animales no poseen ciclos menstruales periódicos como en el caso del ser humano. El equipo científico dirigido por el canadiense Gregg Adams ha conseguido dilucidar cual es esa sustancia que se ocultaba en el semen, tanto de las llamas como de las alpacas, gracias a la cual se inicia la ovulación en las hembras de estas especies.
Los investigadores identificaron dicha sustancia como una proteína implicada también en favorecer el crecimiento y supervivencia de la células del sistema nervioso de muchos animales. Se trata del Factor de Crecimiento Nervioso o NGF. Según el estudio, que acaba de ser publicado en la revista PNAS, la proteína NGF se encuentra también presente en el semen humano, aunque hasta ahora era totalmente desconocida su función en la fertilidad humana.
Este mismo autor publicó un estudio que demostraba que era posible acortar los ciclos de ovulación de las vacas mediante el uso de fluido seminal procedente de las llamas, así como estimular el desarrollo de los cuerpos lúteos, encargados de segregar una serie de hormonas implicadas en la gestación.
Aunque en el caso de las hembras de nuestra especie no hay necesidad de ningún agente químico para que se inicie la ovulación, ya que es un proceso automático, se confía en que el uso de esta proteína pueda mejorar la reproducción. La proteína podría explicar las dificultades para concebir en algunas parejas, ya sea por la ausencia de NGF en el hombre o por algún defecto en los receptores de la misma en la mujer.
Fuente: Diario El Mundo